domingo, 2 de diciembre de 2018

A Emilio Ríos Barnés, María Ríos Barnés, Javier Ríos Barnés, Alejandra Ríos Barnés.

A mis primos perdidos.

Aún hoy se les caen las lágrimas a mi tío Emilio, vuestro padre y a mi tía Mari-Nieves a la hora de recordaros. Le tocó a esta familia crecer rota y con un agujero en medio. A veces es lo que toca pero esperamos, sinceramente que un día os miréis a vosotros mismos y con ellos a nosotros porque somos parte, una parte cariñosa que os espera sin obligaros ni presionaros, consternada por si las cosas os van mejor o peor y perdida, sin información, sin nada.

Vuestro padre os quiere, os piensa, hablándolo con el se nota, el tema le sigue superando y como es un hombre maravilloso el resto de la familia le cuidamos, estuvo en el colapso personal mucho tiempo por no haber podido estar con ustedes, pero se ha recompuesto con una mujer maravillosa y dos primas mías y hermanas vuestras, ellas también, como el resto de la familia, esperan, algún día poder llegar a conoceros.

 Recuerdo los años de juicios como un trasfondo del que mi familia mas personal es decir mi padre me cubrió muy bien. Están ahí los juicios ganados con la mas tajante y racional de las lógicas, los millones y el esfuerzo personal de una familia invertidos por poder veros, por querer saber vuestra visión, por poder hablar tranquilamente con este sol canario o cualquier otro de fondo sobre como estáis, vuestros sueños e inquietudes y sobre todo por querer ser parte, porque nunca nos hemos resignado a algún día, si lo queréis, ser parte, en el espacio que decidáis de las maneras y formas que decidáis.

Yo por mi parte recuerdo algunos momentos con ustedes y los recuerdo con cariño, no sé si los recuerdos pueden ser borrados o si la importancia de ellos hacen que para ciertas personas sean mas visibles o menos pero espero que esos recuerdos compartidos existan y hallan sobrevivido. En mis recuerdos está el de un día que vinisteis a mi antigua casa, Javier, Emilio y María y es un recuerdo feliz, recuerdo tener ganas de ir a casa de mi abuela cuando estabais en la isla y perder el interés cuando entendí que no volveríais por ahí.

Para un niño y eramos niños de 11-12 años lo mas importante en una familia es tener primos y hermanos de su misma edad cerca, sino las casas se vuelven aburridas, no se comparten cosas con gente de otras generaciones al mismo nivel. Yo perdí el interés por la casa de mi abuela en aquel tiempo, no estabais, no era divertida sino mas sombría, las familias no pueden esconder la realidad y repercute sobre la cotidianidad y vuestra perdida nos daño a todos directa o indirectamente.

Nunca he sido una persona pesimista, así que echo esta carta al mar de las redes, siempre disponible para que sepáis que yo, mis tíos, vuestros primos, estamos ahí y que en esta época de solitaria interconectividad creciente, esta soledad desde la que escribo sea capaz de hacerme re-conectar con mi familia perdida.



Psdt: Canarias es el paraíso, no os lo perdaís.