Las rosas son rosas, las violetas violetas y se murieron dos de las cosas más bellas que han pasado por mi vida.
Julio ha sido un mes de mierda, se ha ido mi perro, se ha ido mi abuela, he celebrado años entre lagrimas y he reprimido mi infinito corazón en una caja. Visto la cara de alcohol y apatía y camino el camino como si fuera a algún sitio. Cuando uno entierra a golpe de sacho al animalito que solo le ha dado lealtad y amor durante toda su vida, el que hace más hogar al hogar uno no sabe, no sabe a donde ir, no sabe a donde va. Cuando uno ve apagarse la vida de una mujer fuerte y preciosa conforme pasan los días hasta ver su rostro expuesto en una tumba en torno a la que se acercan montones de sombras, de ecos de otras personas, uno no sabe a donde va.
Ojalá esto tenga sentido, que todas las flores que plantó mi abuela tengan trascendencia y que todas las noches que dormí con Titán también la tengan.
,Miras la vida pasar como un verso incompleto que se vuelve más quebrado cuando se van y queda al final un sabor amargo, con cierto asco, el sabor de la incomprensión vital. ¿Porque mueren las cosas bellas?
Escribo después de dos semanas y encaro la dura realidad entre los algodones del tiempo pasado porque antes no era capaz, porque no tengo tanta fuerza, porque no soy todo lo que creía que se podía ser, yo iba a ser vanidoso occidental infinito, orgulloso ambicioso y brillante, iba a resonar mi nombre en la historia, iba a leer y crear más que nadie y no llegué. No he llegado, no he cumplido, no os he salvado de la muerte y solo miro tenue, gris, triste, la tumba, el amor, los sueños que fueron y las cosas que incomprensibelemente desaparecieron, todos los sentimientos se van y tanto existencialismo no servirá para nada.
Como decía el ratón de Alicia en el país de las maravillas.
Lindo lindo parpadean, estrellitas en el cielo y allá arriba están volando con alitas de murciélago.
Volad mucho mis amores, algún día todos tendremos nuestras alitas de murciélago.