domingo, 9 de octubre de 2011

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Nace el humo de un cigarro que jamas fumastes, se tuerce como la prosa de ese libro que no acabaras, palabras gastadas, en ese bar que una vez frecuentaste. Cerveza en las mañanas, cafe en las tardes. La mano quiebra por escribir borracho, de sentimientos heridos y sabor amargo, con la boca seca y sin saliva, toda gastada en lamer heridas.

Camina erguido siendo un cojo, y disimula que siente cuando nunca hubo tacto. Tus acciones te delatan aunque cierre los ojos, susurran demasiados lo que han visto, dice que no le importa aunque se cague en cristo, le duela el pecho, y a nadie llama, porque el mismo fuego quema la llama, cuando el se aseguraba de que no le diera el viento.

Aplauden las masas a la reina, ahora entiendes lo que siente el muerto de hambre cuando es su pasta la que se va en ella, se da la vuelta y se va a Francia, aunque le sigue el FBI y la CIA escapa de la gente y se esconde en una rima que cita que fue suya cuando nunca fue mía, ya  estas tu viejo para jugar a decir tacos, y sin buscar ser gracioso piensa en convertirse en el dios Baco.

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