viernes, 28 de diciembre de 2012

Fantasmas, sonrisa en el velatorio.

Uno va caminando y se mezcla en sus preocupaciones por temas intrascentales entre la gente. Uno va caminando la mayoría de veces y se olvida de quien es, de levantar la cabeza y ver, de entriscerse y de entender o creer entender ciertas cosas. Uno va caminando y no se puede chocar con la imagen de esa mujer que pasa fugaz con lagrimas en los ojos. O con ese violinista de la calle trasera a la principal, que seguramente no pudo convencer a ese jurado, al que me entere que tenían que presentarse en el teatro todo aquel que quisiera pedir para que le dejaran tocar donde mas podía ganar.

Y mientras uno  camina tiende a avergonzarse, a avergonzarse de lo que tiene que a veces, de hecho la mayoría de veces es demasiado y otras veces siente que es demasiado poco. He empezado a sentir que sobrevivir es vivir avergonzado, de todos los fantasmas que uno se va creando. De todos los fantasmas a los que no ves porque no levantas la cabeza de tu cámino.

Asi que si, si jamás fui el mejor de los críticos es porque jamas me creí con autoridad moral para criticar, que no significa que  no tenga un alma crítica. Porque me averguenzo de muchísimas cosas, entre ellas de este mundo. Porque cada día creo menos y bebo mas, porque no me gusta la gente. Al principio uno busca sus heroes y a medida que pasa el tiempo los va perdiendo, se va sintiendo mas solo aunque te acompañen mas personas y se entristece con mas facilidad. No se si es por vanidad, pero siempre sentí que las personas nos avergonzamos demasiado poco y nos enorgullecemos demasiado facilmente, que tendemos a la crítica facilona sin conocer casi siempre. Que prejuzgamos para estar defendidos de las sorpresas, y que culpamos con demasiada facilidad. Tirar piedras no nos hace críticos, nos hace acríticos. No dudar nos hace arrogantes. Duda del que no duda porque las cosas no son, las cosas cambian, las personas no y ni una ni la otra se conocen del todo. (Creo que un traidor es un traidor porque ha traicionado y que una piedra no es una piedra voladora porque haya volado)

Yo no si es el tiempo, yo no se si son las arrugas que van encerrándose en mi alma. Quiza sea porque es navidad y en las fiestas siempre estuve triste porque olía demasiado orgullo, y en los velatorios demasiado contento porque olía demasiada tristeza. Supongo que es mi manera de compensar. Supongo, supongo, supongo...

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