Me he sentado en la noche a mirar la oscuridad enfermiza que inunda todos los rincones del universo, me he sentado tantas veces, mirando esa lucha existencial entre la luz y la oscuridad. Buscando las razones, me amarga la razón. Y a primera vista la oscuridad es tan infinitamente mayor, tan abrumadoramente superior, la oscuridad... Las cosas que pasan en el universo tienen una consecuencia inevitable en el mundo. Mirando a las estrellas creo entender algo que tiene que ver con la física, entiendo el terrible efecto de lo grande sobre lo pequeño. Es decir, todas las galaxias, planetas, soles, toda la oscuridad tiene, para mi, un irremediable efecto sobre nosotros. Y en el fondo me da miedo, porque es la antesala de un determinismo mayor.
Por eso me amarga en la noche, encontrar tan poca luz como la debe haber en nosotros. Tan pocas estrellas para tanta negrura infinita. Por eso escuchando esta conversación me siento tan identificado.
A-Bueno no quiero ser un aguafiestas, pero para mi que la oscuridad tiene ganado mucho mas territorio.
B-Si, tienes razón sobre eso.
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B-Volviendo con lo de antes, al principio, solo había oscuridad, si me preguntaras, diría que la luz esta ganando.
Después de tanta incertidumbre, de tanto maldito nihilismo, este final me reconforta. Me reconforta porque es verdad, la oscuridad lo era todo. Ahora al menos, hay algo de esperanza. Ahora hay estrellas naciendo, mundos creándose, ahora hay todo un conglomerado de posibilidades para curarte la certeza de esa oscuridad infinita.
No es solo una perspectiva idealista, no es un posicionamiento positivo frente al realismo nefasto o nefastista. Ahora hay algo, no es una reacción es una evolución de mi, de uno de los personajes que busco, soy y a veces interpreto. Es la evolución de una idea el hecho de entender que, al principio no había nada y ahora si, las cosas no deben ser tan malas si surgimos en la densa nada existencial.