Viajar para escribir lo de siempre, ni Barcelona ni Girona, ni Blanes, ni Bilbao, ni Santiago ni Padrón ni después Bristol o West Ham me harán deshacerme de mi mismo. Yo viajo solo por un mundo plagado de amigos que pasaron de ser lo que eran a lo que tenían que ser y se encuentran realizados halla donde estan halla donde en el futuro puede que esten.
Cada tierra del mundo te enseña gente nueva, pero la que atrás queda nunca se va. Del Mediterraneo y las playas de conchas de Cataluña a las montañas y el caracter vasco, a la belleza romantico norteña de los bosques y pueblos gallegos hasta la inglaterra en un verde resplandor el mundo es incapaz de disolverme del todo en el y yo sigo siendo yo, sin saber cual es el siguiente paso. Hasta en viaje siempre quieto, siempre orgulloso siempre con miedo.
Mis ojos ven cosas pero solo me siento a mi. No estoy conectado a nada y aunque algunas mañanas me engañe en las noches, de vuelta del colocón, nada ha cambiado menos la tierra que piso y la tristeza de no saber querer al mundo.
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