martes, 13 de noviembre de 2018

Ergo el ego está perdido y con el yo mismo.

¿Quien fui?

¿Quien soy?

Deje innumerables escritos para recordar la sombra de mi mismo, pero no consigo sentarme a separar los pedazos y vislumbrarme.

Sé que creía en los amores retorcidos,
ya no creo en el amor.
Miro la lluvia caer, el cielo convertirse en flor,
sobre la montaña de los vencidos.

Mi filosofía fue, creer. que todo saldría bien,
y acerté y fracasé a partes iguales,
como quien ejecuta para después dispararse en la sien,
cien veces me disparé, saben el resto, como los anórmales.

Las decepciones siempre fueron para mi mucho mas impresionantes,
que los logros logrados para este mundo doloroso y cansado,
el éxito nunca sacia lo que sacian los momentos decepcionantes,
y yo me encuentro como siempre, creyendo poco y de la vida saciado.

Se me hará largo el camino, y la maldad y los egoísmos que veré,
se me hará infatigable la lucha, y las heridas y soledades que vendrán,
todo para intentar ser lo mejor posible que seré,
todo para vencer a los peores designios que en mi camino se encontraran.

Como un perro a fuego aprendí una lección que no siempre voy a recordar. La gente se alimenta de la confianza y los buenos deseos del resto. Así que no permitiré con tanta facilidad que eso pase y seguiré intentando humildemente dejar el mejor impacto, por amor a mi tierra, a mi mismo y al que crea que lo merece, aunque nadie merece el bien infinito, pues todos los humanos somos a la larga, descrubrimiento y decepción, como esas dicotomías que me encantan.

Primero creyó el niño ser lo más importante, luego vió que no era así y que además de halago el resto le profesaba criticas, al final se dio cuenta de que no le importaba a nadie y que siempre había estado equivocado.

El ego es una cosa tan triste y rota sobre, lo que se asienta occidente.
Nunca os encontrareís porque siempre os amasteís demasiado y las respuestas a nuestras preguntas, no las tenemos nosotros.

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