Cuando empiece a anochecer
bajare hasta la alameda
me sentare en una terraza
a esperar a que aparezcas.
Y hablaremos de bobadas,
beberemos unas cervezas
planearemos como siempre
un viaje a la playa.
Pero tu ya no apareces
por mucho que yo lo quiera,
hace casi cinco años
que te fuiste a Inglaterra.
Dicen que allí las playas
ni siquiera tienen arena
pero un día iré a verte
cuando muera toda esta pena.
Pero nunca aparecerás.
¿verdad?
Yo tampoco lo iba a hacer.
No me queda alma.
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