domingo, 29 de agosto de 2021

Pequeña aseveración.

 No entiendo los juegos emocionales complejos.


La vida es simple, te gusta alguien, lo dices, quieres a alguien, lo dices. Ves algo bello, lo dices, no juegas, no haces daño, no entras en luchas de orgullo vacío ni te encierras en castillos de ego de cristal.


No entiendo el resto, no entiendo que compartir amor, cariño, apreciación puedan ser considerados debilidades, no lo son, son fuerza. Aprobar, asentir, admirar son buenas cosas y por orgullo no puede ser que se pierda.


O sea que no me importa. No me importa lo que considereís y cuchichelleís, no me importa estimular vuestro ego, esa es mi intención, si consigo que os sintaís mejor me alegraré. Porque es que no me importa lo que digan de mi. De verdad no me importa. Solo me importa ser claro, directo, sincero, positivo y bueno, todo lo que pueda.


Y un feedback positivo es solo eso.


El resto no depende de mi.

jueves, 19 de agosto de 2021

 Creo que he amado más profundamente que nadie, hasta la distorsión de la realidad y aún ahí. Y que he intentado leer y saber también más que nadie. Para merecer la pena, por amor. No servirá para nada, pero lo hice con pasión con ganas y curiosidades infinitas. 

viernes, 6 de agosto de 2021

Perdido en una historia.

Andaba perdido, entre bosques y lunas, entre dunas de arena, entre poesía y metas, entre sueños y desvelos y frío en los huesos y calor en la sangre.

Andaba perdido entre noches breves y noches eternas, en libertad salvaje, en multipolaridades casuales.

Entre libros cuyos finales apenan, cultura para comer el alma, para que el cuerpo se alimente, avena.

Como los niños perdidos, pero mejor, mucho mejor.

Los años te traerán cierta elocuencia, cierta terrible omnisciencia. Más preparado que nadie para nadie, cada vez más gigante, como la energía de grande.


Nunca quise ser un hombre.

Nunca quise ser un hombre.


Solo un eterno estudiante, bajo el olmo, en los parques, con el pelo revuelto, los ojos abiertos, mirando, al cielo, el sol, los pájaros, la fuente, el aire.


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No es mi lección, una lección derrotera, no tengo derecho a ser derrotista, que hijo de la gran puta sería si con mi vida escupiera tristeza. Es una historia de colectividad y conjunción, de lucha por las más elevadas ideas con las que he chocado, de multiculturalidad, aventuras, proyectos y sueños, algunos de los cuales triunfaron y otros los cuales que no y siguen en la lucha.

Y a los que compartieron mi camino, sea como fuera, tendrán siempre mi recuerdo, una porción de mi y la infinita mayoría un cachito de mi amor.

Perdido.

Nunca digas la verdad, nunca digas lo que sientes, rómpete todos los años que si lo cuentas, pierdes. 

Y si la tortura no es suficiente, tranquilo aunque no lo digas, sufriendo, también pierdes.

Es un 2,4,5,6,7 de diferentes palos, dado la vuelta, la jugada enseñada, la peor combinación de la mano, juegues como juegues, tranquilo, pierdes.


Historia de una derrota anunciada, el suicidio de un revolucionario, la perdida de la voz más bella, el amor fracasado. 

Siempre, todas las combinaciones.

Siempre, pierdes.


Y puesto a perder, pierde, pierde, piérdete sonriente.