lunes, 22 de agosto de 2011

Sal en el cielo

El mar delante y entre eso y las gigantes montañas de detras, se alzaba quieto, muerto de miedo ante la eterna inmensidad. Ahi se encontraba un problema digno, una digna dualidad.

Podía escapar escalando las mas odiosas alturas, aferrandose al suelo de su realidad en busca de una cima, o de una caida dura. O bien podía tirarse al oceano, con su viejo tronco de madera y una caña de pescar, para vivir sobre el mundo de la inestabilidad mas pura. Entre eso se debatía, y si por el fuera siempre eligiría el nadar. Pero le hubieron prometido que si escalaba un poco y no caía, encontraría lo que todo hombre ha de desear.

Esta vez escalaré le dijo a caña de pescar, pero tu, trozo de madera, te habras de encaminar conmigo hacia las alturas, y si haberme he de matar, será, pues, con un trozo de mi mar.

El hombre navegante, en contra de su naturaleza decidio realizar una proeza, un navegante escalador de las montañas, reinas buscadoras del sol, rareza entre las rarezas, de raro rozaba la belleza.
Comenzó la ascención, el ser navegador de las aguas mas profundas, rey tenor de la soledad conocida, ahora se encaminaba en la oscuridad oscura de las desconocidas alturas. No hubieron alas jamas, ni comprensión por parte de la tierra, callo mil veces y le dolio la realidad dura, no había profundidad en la inmensidad eterea de reina madre aira ni por parte de reina madre terra.

Callo la lluvia con tormenta, con agua de la mar, que crecía hasta los alto del cielo para le recordar al navegante que siempre estaría con quien siempre con ella hubo de estar. Las cimas se sucedían y todo y nada era mentira, ``este no es mi elemento``, se repetía aferrandose al palo de su mar, este no es mi elemento, yo, idiota, me he dejado engañar.

Antes de la última de las cimas, cansado engañado y perdido torno la mirada a de donde había venido, se tendio en el suelo y el viejo navegante callo rendido, no se arrastraría se dijo, viejo y orgulloso como siempre había sido.

Asi, murio el único hombre de las montañas que siempre tuvo olor a sal.
¿final?

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