jueves, 10 de mayo de 2012

The last travel is not in my shoes.

Uno nunca sabe el último viaje que hara, quiza sea a Italia, quiza sea una isla perdida, o quiza sea al ombligo de una mujer desconocida. Quiza no sea desconocida la mujer, y quiza acabes en sus ojos, puede que cerrados y puede incluso que sean cerrados por tus manos.
  
No lo se, he acabado en sitios muy extraños para decidir cual sera mi último viaje y para pretender que sea uno en concreto, quiza no sepa demasiado y quiza por eso mismo me deba dar mas a los viajes, a veces se podría ir solo y otras veces no rehusarias el ir acompañado, e incluso se aceptaría a alguna de las sombras del lejano pasado.

He visto costas francesas, grecias perdidas, he visto islas olvidadas, inglaterras de cobre, he visto cariñosas vecinas, españas derrotadas. He visto labios mentir, a veces callar, pies gritar, historias que nunca podrían tener un buen final. He visto a los de siempre, resistir, mentir, robar, fardar e incluso les he visto pagar. Los he visto engañarse publicamente, hacer demagogia barata, simplismo conceptual, anarquía emocional. Yo he visto rincones millones de veces, y a veces veo rincones nuevos que no quise ver. Quise creer en dioses, en destinos en individuos, en reinas, en constelaciones. Nunca me falto el leer, y al hacerlo he visitado muchos mas sitios sin nisiquiera pretender.

Y yo no se mi último viaje, ni los viajes que se han de dar, ni se en quien me convertiran, solo se que estoy predispuesto a escuchar un amable consejo, irme diluyendo frente a ese puto espejo, ya vi amaneceres frente a mi hogar, como vi sombras llegar. Me queda aun ver atardecer frente al Cairo, terminar de aceptar y comprender, que nuestro destino siempre es perder. Con la máxima dignidad posible, quiza con los pelos grises tapando ojos, quiza muriendo de pie, puede que cojo, pero nunca suplicando cual  cualquier despojo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario