Ser consciente de que hay de todo en este universo, un futuro y un pasado, un segundo en un presente, millones de presentes para dar, millones de balas para recibir. Tantas razones para vivir como razones por las que morir o por las que morirse, tantas ideas sin acabar, planos de un hogar, viajes hacia el infinito para escapar de el y de ti. Historias sin final y otras quemadas, agotadas. Poemas crudos, poemas idílicos, versos catastroficamente dolorosos, y otros inquietantemente reconfortantes. Los universos en los ojos, el vacío de la muerte. La soberbia arrogancia y el preciado orgullo, los estúpidos y los intelectuales, los enamorados y las apáticos sentimentales. Los millones de caudales de emociones que corren por nuestras venas, que a veces revientan como revientan las cosas. destruyéndolo todo. La ambición bella y la perversa que se vienen a juntar en una extraña y difusa linea en la que luchar deja de ser necesario y constructivo para que te acabe consumiendo. La sabiduría madura contra la estupidez ingenua, la suerte contra la desgracia. Lo original, lo nuevo contra lo tradicional, lo viejo, ambos rotos por la misma vestidura. La pasión contra la obsesión. El fuego controlado de lo incontrolado.
Versa verso a verso, decía perverso el verso. Versar es vivir, entre elemento elementales, entre complexiones gramaticales intrascendentes para unos, para otros tan trascendentales. Entre historias y leyes, entre discursos y reyes, entre ordenadores y fuelles, entre coches y piernas, entre aeropuertos eternos y aviones, breves. Entre barcos y submarinos, entre profundidades abisales y el aire. Entre criaturas extrañas con el dolor de las entrañas que provoca su dolor injustificado.
Concretando y abstrayendo, lo que quiero decir y no digo es que todo es tan complicado, como nosotros mismos, fuente de los precipicios a los que todos los caminos nos conducen. Porque son nuestros ojos los que nos reproducen, el universo mientras haya movimiento estará en constante reproducción, reproduciéndose como una película con color o sin el, según el caso. Mis ojos vieron cosas rotas, tan preciosas, y echaron tanto de menos, como echa de menos su hogar el viajero.