miércoles, 12 de marzo de 2014

De mi yo furioso e idignado. De basile y anne, el y la enamorados.

No se puede vivir una vida entre viejos fantasmas le dijo Basile suspirando, destensando sus rasgos faciales, asincerándose.

Basile, no se por donde vas, nunca lo he sabido. Dejate de incongruencias.

Miro al vaso casi vacío, siempre quedaba algo de agua en el fondo, era incapaz de bebersela entera. Eso penso en el primer segundo... y el silencio duro otros 3 el eterno proceso que su cerebro necesitaba para aclararse, la maquina que se pone en marcha que procesa ideas y emociones, las limpia, conecta con la boca, censura lo que cree deber y deja lo que quiere y de la forma que quiere.

...  Los viejos fantasmas te atan y como todo lo viejo son incapaces de darte nada nuevo. Vivir entre viejos fantasmas es aceptar ser emocionalmente moderado, es aceptar que el dolor no muerda por las noches. Que la relación donde hubo fuego agache la cabeza, chupe el suelo y acepte que no hay ninguna solución mas que el dejarlas moribundas en un camino hacia la tumba. Vivir entre fantasmas es renegar de los vivos, del futuro, es albergar patéticas esperanzas y rechazar opciones. Es preferir estar solo y con los fantasmas y regalarles algo que no se merecen, la propia soledad, lo único que tiene la gente. Es normal y tremendamente comodo, todo el mundo quiere tener un viejo y trascendental fantasma con el que alimentar su vanidad, esa patética necesidad de desgracias alguien al que echar de menos todas las noches y por el que no tener que salir a investigar. Parece tan fría la ventana, lo que hay fuera y los recuerdos y las posibilidades se adueñan de tu calida habitación, te adormecen, te hieren. Es el masoquismo humano.

¿Basile eres masoquista? y la sonrisa se dibujo en su rostro

No.

Ahora no hay porques Basile, ¿que te indigna?

Tus faltas de respeto, tu patética picardía, lo de siempre Anne. Que va a ser lo que me indigna, sabes que no soy masoquista. A este universo frío y cruel y a todas las sombras que acechan no les regalare jamás un pestañeo de sufrimiento, no tendrá el una lagrima pública, ni dedicare canciones de autocompasión ni de amor. Yo siempre ire con la cabeza lo mas alta que me permitan las circunstancias. No por orgullo, si no por dignidad y desde el momento en el que algo atente contra ella, mas tarde o mas temprano me acabare dando la vuelta, me acabare yendo.

Basile, no es la primera vez que me hablas de finales, te estas volviendo un aficionado adicto a creer que es decir punto y final y todo se va y ya vez, no es asi.

Creo en las personas, en la buena educación, pero sobre todo Anne creo en una cosa el terrible y profundísimo odio que pueden destilar mis dos ojos cuando ven algo de soberbia, aunque nunca fuese capaz de poner los puntos finales, mis ojos indicaran los momentos en los que todo se halla acabado.

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