Dedos negros quemados, rozan, besan el teclado. Gozan torturosos torturando, torturados. Ojos negros negra flor, en el centro un dolor tan infinito como la oscura noche dibujada en el cuadro de un pintor. Broche a broche, letra a letra perpetrando penetra en el silencio, en el vacío, en la irrealidad. Que habrá en todos los ahís que nadie vió, que conjunciones, que frases ¿y que no?
Se alejan lentamente, sentimientos, corazones, todo eso que tiene la gente. Ojos negros, negra flor, miras insensibles al presente, deshumanizados sin sentir, apáticos dejados, hijo de la desidia, indiferentes y abandonados. Negros, negro, sin color, sin cambiar, eternos, permanentes a través del tiempo y el espacio inclemente. Se posan en una fuente, viendo, existiendo sin sentir, analizando el todo. Que no habrá problemas porque no hay devenir. No hay amor, ni emociones no hay pensamientos, no hay obsesiones ni pasiones, no hay excentricidad ni locura, no hay sabiduría ni adicciones, no hay amor, ni guerra, no hay prosperidad ni pobreza.
Solo dos ojos, ojos negros negra flor que se limitan a mirar. Eso es lo único que hay. Porque no hay tiempo ni espacio solo dos ojos que miran a todo. Encerrados, condenados a mirar. Ojala brote agua, ojala re-aprendan a llorar. Y sin embargo no queda ya, ni la esperanza. Solo dos ojos, solos. Que se cierran que se apagan y se acaban al final por dejar de ser y ser parte de la oscura totalidad.
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