jueves, 2 de julio de 2015

De la penumbra.

A cada palabra que cae le acompaña una gota de lluvia que robo de algún lado, mi inspiración anárquica se agota no se puede contar mil veces una historia rota.

A cada día que pasa me voy dando cada vez mas cuenta que nadie espera, que no hay nadie esperando. Leyendo a Mao me voy enterando de que a mi sombra la han robado que mi escencia ha escapado.

Yo sigo a la conmoción, a ese momento exacto en el que el cristal pudo haberse roto. Esperando en el aeropuerto a los aviones estrellados. Para ir a la pista de aterrizaje, acariciarles las alas y susurrarles al oído una inquietante verdad.


 ``Nunca mas volverás a volar``

No es crueldad gratuita es una injusta verdad. Hubo alguien o algo, un piloto o una montaña que los condeno a todos los aviones y yo sigo esperando en los aeropuertos un nuevo paciente al que consolar. Psicología le llamo, psicología alternativa de la malvada realidad.

Y si mis sombras se deslizan y erizan la piel de alguien, nunca seré yo sino mi sombra, no hay nadie como yo por mucho que se me parezca si van y me copian y logran con mi brillo hacer que alguien se estremezca no seré yo sino sombras, mentiras alegres del amor que es una cosa tan universal que no me necesita a mi para copiar mi amor. Que poco deben amar los que aman sombras y que mal estoy que decadente necesidad de reafirmarme falsamente en algo que me provoca serias dudas. ¿Somos únicos?

Porque yo ya no me lo siento, solo me veo como otro, un otro muy cansado. Sin nada que dar.

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