
No nos busquemos aquí abajo, encontrémonos ahí arriba como dos constelaciones que se mueven aleatoriamente, hacia algún sitio. Como una breve y bella tormenta de relámpagos en la cumbre de una isla, que vuelen y caigan en sitios exactos llevados por la rabia y el dolor, por el enfrentamiento de la nube y la arena y el agua retorciéndose todo, creando la fricción necesaria para producir una tempestad. Y que muera todo lo malo porque un rayo rompió con la vida en el preciso momento. Fue luz y oscuridad a su paso quedó, se trata del momento del paso y el precioso cambio de los elementos. Se trata del cuando volverá a surgir sin respeto por nada mas que por las condiciones que lo crean. Un rayo es una preciosa representación de la existencia, una compleja creación para un segundo de conducción. Es como vida que vuela para desaparecer y ser nada. Retumban, cae la lluvia y yo miro a la oscuridad. Sincronía de mis ojos abocados a la sima.
Rayos, sed mis nuevos fuegos fatuos llevadme a descubrir algo bueno. Acabad con toda esta basura de sartas de palabras y permitidme sentir de nuevo.
Que me caiga un puto rayo para vivir.
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