No hay dolor para quien no sabe sufrir, ni sabiduría para el que no sabe saber, ni amor para quien no sabe amar.
Las noches y los días son como una sucesión incesante que un día cesarán. El universo se derrumba sobre su propio orden y por momentos parece que solo queda la oscuridad ¿el espiritu imperecedero de las cosas efimeras donde esta? En todo hasta que no hay nada.
La apatía intelectual que siento, la visión global de un puzle de muchas alturas me tiene entristecido y alejado. Las conversaciones que un día fueron aces de luz, estímulos para mi se repiten y todo problema único después de cuatro preguntas tiene un dilema universal. Es todo lo mismo, y lo mismo todo da, las fuentes de inspiración de mi cerebro y corazón se secan y no tengo ya ni ganas de jugar.
Quizá me he descubierto demasiado, no me veo con la capacidad de sorprender ni dar felicidad a nadie sin recibir sufrimiento a cambio y anhelo la magia si algún día la tuve. Solo soy capaz de vivir como una caracola hueca. Miro al resto con desidia y prepotencia, ¿es eso todo lo que podeís dar? que guay.
Las palabras están atascadas, yo no funciono demasiado bien.
Espero poder arreglarme.
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