domingo, 14 de octubre de 2018

Sus ojos cerrados y su perfil, maldito perfil y risas y felicidad desbordante y charlas eternas y surcos y llamadas nocturnas. Su voz acariciandome y a mí que me mata que me acaricien y así estoy un poco muerto.

Mantente cuerdo, que no hay nada y fuera del cuarto todo es oscuro.

Yo me reconstruyo en mi fortaleza lejos del alcohol y la gente, del ruido y de las fiestas. Para volver más fuerte que nunca, más consciente de mí mismo, más duro, feliz y tranquilo.

Que hay que digerir la vida, morder suave analizarse porque sino el riesgo de indestion en nuestras almas puede llegar a saturarnos.

Así estoy yo mirando desde la torre la feria de la vida pasar y proveyéndoles al resto lo obvio.

Así no existiréis.
Tanta vida os va a matar.


El beso del verano con el otoño.

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