No me gustan las multitudes, no me gusta la gente. Seguro que no es la primera vez que empiezo diciendo esto pero me simplifican. El ser humano como género de verdad que noto que me simplifica. Sus gritos tan iguales, tan poco originales, sin sentimiento... La belleza que busque en las tormentas un día para mi, ha muerto. Lo único que queda es el silencio de después, los pocos resistentes que sobreviven a la multitud y se conservan individuos por encima de la masa raquitica y estúpida, supervivientes. Encontrarte en los ojos lúcidos de quien te acompaña en silencio, las palabras siempre sobran, los gritos aburridos y repetitivos, cansan.
El hombre mata al silencio gritando, y olvida que callando el fuego del arma mas peligrosa se enciende. No hay nada mas dañino que el silencio, y todo el número de posibilidades que puede esconder. El silencio es la única verdad que existe, y todos la desconocemos porque ninguno lo conoce todo. Es pasión silenciosa, es calma aterradora, es el instante antes del disparo, es lo que nunca debio haber pasado.
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