viernes, 21 de octubre de 2016

Las palabras siempre magas, sobreviven al tiempo, hacen recordar y vuelven a romper almas.

En los sueños de amor no creo, ni en los que los alientan, es fracaso. Es todo sublimación de la relación y una nebulosa y optimista vista de una arriesgada operación en la que nadie se tiene porque preocupar de la otra parte.

Las otras partes que han quedado, vagan y siguen vagando a ninguna parte. En nombre de ellas, salud.

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