martes, 23 de julio de 2019

Siempre me pregunto ingenuo, como quieren el resto de mortales conocer el extasis de la felicidad sin antes haber pasado por la mayor de las tristezas.


Es el nuestro un bonito reto, el de cavar hondo para poder volar libre, no hay una sin otra porque sino todo son ilusiones y es que la felicidad inconsciente suena a espejismo e impide luchar contra los males del mundo.

No os drogueis ni os evadáis en una falsa felicidad, el riesgo de ello es que un día toda la pena te llegue, como un tsunami y te ahogue.

Somos al fin y al cabo una balanza, como Mafalda en su columpio, no nos bajemos hasta la eternidad que todo sea balancear.

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