Camino entre los surcos de los parques y escucho los ecos de historia de otras personas y me veo reflejado, mi corazón tintinea y me entristezco, nunca debió ser tan dificil. Me abro para ser un canal, una voz que también sirva al relato de todos.
Hay que ser valiente para querer me repito una y otra vez, para mantenerse en la lluvia y en la soledad paciente, para crearse y recrearse en la derrota perpetua, para tragar y tragar y tragar y tragar y tragar y seguir tragando tierra buscando un corazón y no encontrando, nada.
Necesito una fuerza descomunal para soportar una vida sin cariño y sin amor, estoy hecho de eso y sin ello funciono muy mal. Lo busco pero no me contento con la mediocridad y todo es tan mediocre... un chiste malo tan mal hecho.
Soy un lirio que no florece, la cara oscura de la luna, un mar de marea muerta, una vela apagada, soy el alma marchita de un atardecer nublado, un verso mal cuadrado, un círculo sin cerrar. Soy un sueño de grandeza que nunca acaba de pasar, la sombra de un hombre enterrado, un canario sin voz. Un reloj de arena que no corre, un muñeco hecho de arroz al que le mata un hambre atroz.
La herrumbre de mi pecho ha hecho 10 espadas que se clavan contra mi corazón desprovisto de pecho que lo cuide. Y en la clavada, levanto la mirada y busco una razón, el agua en la fuente cayendo, el mar azotando, el viento volando y yo efímero siempre buscando una razón que hoy, no encuentro.
Buscaba un sentido y volví a encontrar la oscuridad.
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