Hubo un tiempo de luz y pálida felicidad, en el que los días pasaban abrazado a alguien como si no fuera a haber anochecer.
Fueron los mejores tiempos y ya no queda más que polvo, distancia y miseria.
La noche se cierne sobre la casa y no se hacer resistir la vela.
Contra la entropía, el frío, del dolor y el desamor.
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