miércoles, 28 de diciembre de 2016
En la eterna guerra la paz es solo un sueño.
Hay una guerra entre una pena y una felicidad infinitas en mi y si hay una no puede convivir la otra. Como una tormenta que se enfrenta a un mar embrabecido y yo alterno entre los dos y la nada. Hay siempre algo de nada cuando consigo estabilizarme, pero nunca dura demasiado, siempre llega esa pena terrible y ficticia, y luego esa felicidad arrolladora y también de fantasía con la que mi yo me droga y me hace olvidar por un tiempo. Pero nunca es suficiente, porque cuanto mas alto subo y mas fuerte centelleo y alumbro mas dura será la caida y luego la sumergida y luego, luego entiendo que no hay nada y nada es demasiado para mi, o sea que vuelve a haber algo sin control. Hay en mi cosas emociones, sensaciones y una locura horrible que reza por ser domada porque el mundo se ha convertido en una eterna autodestrucción infinita sin sentido y yo solo deseo algo de paz.
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