lunes, 28 de noviembre de 2011

Black as all, lights die.

El universo como el mundo y el mundo como cualquier país siempre en todas sus amplitudes me alegraron la vista y me destruyó las certeza que la propia razón me indica. En los ojos de un niño y en el corazón de un anciano caben muchos mundos, pero tengo la certeza de que la naturaleza cósmica es mala de cojones. Como la oscuridad y el frío del espacio que se expanden son el odio y la capullería innata que habita en este mundo, la luz de los soles y las nebulosas se apagaran para morir representado ellas al calor, la esperanza y todas esas buenas causas que siempre seran pervertidas por los instintos básicos de esta asquerosa especie a la que el tiempo solo le ha dado la capacidad de aprender a mejorar en el arte de la hijoputez. Según pase el tiempo mataremos mejor, asesinaremos mejor, humillaremos mejor, hasta que sea nuestra propia condición que siempre ha existido escondida en la arrogancia la que nos condene a desaparecer. Las guerras seguiran existiendo, y la arrogancia de la paz nos dará la equivocada idea de que la paz es posible cuando esta se alimenta de la guerra en otros lugares. La barbarie humana se esconde a nuestros ojos pero es tan tangible por momentos que aterra.



Deleitate con el fuego de la llama, que esta muere y el resto sobrevive, teme que se apague porque la frialdad no muere porque no se ama. 

Todo lo que queremos esta condenado a desaparecer.




-A falta de esperanza el amor propio es una buena cosa para salir del paso.

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