Yo no fuí ni el fondo de un pequeño vaso de agua vertido en el oceano mas grandes de todas sus vivencias, relaciones, aportaciones o creencias. Aún pese al egocéntrismo de los hombres que me incumbe a mi también, se ver una derrota a la legua. Fue la mayor derrota de mi vida, aunque yo no fuera ni eso para ella, yo era un grano de arena, ella era un mundo para mis ojos.
Si fuera como otros, quizá me creería uno de esos dioses inmortales, tocados por la varita de la vanidad infinita. Si fuera como otros, quizá creería en cosas que nunca sucedieron. Pero yo mirando a la patética historia construida, veo, todo ha quedado claro, sin apice de dudas, sin luces y sin sombras. Que los dioses nunca existieron, que yo soñaba demasiado. Ellos siempre hablando y escribiendo y yo asientiendo y anotando, entiendo, que no fue.
Que no había nada porque nada había de haber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario