martes, 11 de noviembre de 2014

Rodar, escapar de nuestras sombras.

En el país del corazón nunca abundo la razón, yo hago la sinfonía a las fieras para que se quieran contra todo lo malo que nos separa.

Destruyamos con la fuerza de los oprimidos la carcel de nosotros mismos, para asi, evolucionar. Que le den por culo a Machado y al Lázaro evolucionado en político malvado, que su picaresca nacía del hambre atroz como única justificación. Que le den, también por culo a Unamuno y a su idea paternalista de que la ignorancia hace feliz y que no recuerda lo que es verdad. Que el saber previene del hundimiento, te explica, amable o no, las terribles posibilidades y que solo hace infeliz al que ya lo es.

Seamos mejores, matemos a los maestros, contestemos perversos al universo. Rompamos de raiz con los defectos inculcados, que el árbol de nuestra historia se vuelva al fin, semillas, de algo mejor para caminar juntos. Y a la mierda con la separación que siempre beneficiará a los mismos.

Que todos los hijos retrasados del nacionalismo de este lugar nacieron, no de la gente, sino de los terranientes que enfrentándose a los estados buscan poder hacer lo que les de la gana en su parcela. Caciques, moríos amablemente para que vuelen libres, lejos de vuestra sombra, solidarios quienes coño quieren que sea.

El futuro esta escrito en el pasado, y, aunque las elites cambien como la marea, nosotros no cambiaremos, repetiremos diferentes, los mismos errores. El camino alternativo hacia un nosotros diferente nacerá de un retrato que nos mejore. Que nos recuerde que tenemos cosas geniales, que valemos la pena, que no somos ese invento envidioso, que la poesía no engendra debilidad sino autoconfección. Que el coraje no debe responder al único instinto de pelear, sino que, además puede crear algo. Que lo visceral se puede mezclar, y el devenir del pasado histórico que nos ha condenado a los bandos dogmáticos y malos puede ser cambiado.

Que se puede volver a nacer, mejor.

Que se puede volver a ser.

Que no nos condenen las historias, en la utopía del mundo de las norias empieza a ser hora de que la nuestra descarrile y ruede libre hacia algún otro sitio.

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