Pasaremos, mundos paralelos
Parados, idiotizados
Pacientes lelos
A ti te seguirá la primavera
A mi el otoño me enterrará
El verano y el invierno nos separaran
Juntos, ni viviremos, ni moriremos,
nos encontraremos
como siempre, lejos
Tu en tu trinchera
yo a la luz de tu vera
incompatible alma compañera
Nos olvidaremos, no seremos, dejaré gradualmente de escribirte, no me acordaré de tu cara, ni tu de mi infinita imbecilidad. Las estaciones se harán años que se acumularan en la maleta de los daños. Perderé el miedo al mundo, ganaras mil mundos con los que jugaras. Serás reina creadora de las historias, y yo en mi lado seré destructor de los míos. Eterna ingenua en su barcaza compañera, en paralelo a mi gris destructor de los sueños primaveras. Serás luz y locura diaria, seré oscuridad y dolor. Seré memorias pasadas, y tu presentes perpetuos, nos proyectaremos a un futuro grisaceo.
Mis dedos infalibles empezaran a fallar, algún día habrá alguien que me sobrepase y me querre volver a la casa inexistente que jamás me he atrevido a crear. Tu acabarás encontrando al perfecto sujeto con el que serás feliz, y yo que te odio solo podré querer que seas feliz. Serás una de esas extrañas felices acompañadas que nunca comprendí, y yo me querre asomar para aprender a la ventana, el fuego de la chimena resonando como los sueños monstruosos de un hogar. Se me encenderán maravillados, los ojos. Recordando cuando te veía, extrañado, de como se pueden mezclar dos personas sin agredirse, de compartirse. Ese mundo no me pertenecerá y pateleare, me enfadare, desequilibrado, echando humo, porque todo de lo que huyo es lo que persigo.
Escribire esto y lo despreciare, me haré apatía y no me importará si lo lees o no, seré, a veces un puto despota ilustrado. Y yo entenderé, después, que tu solo recuerdes el dolor de mis enfados, comprenderé por y para siempre y respetare el futuro sin ti creado sobre mis fallos pesados, pasados. Que no entenderás, no podré explicarte, lo terrible que me hacías sentir, lo maldito, lo feliz y dolido. Mis te echos de menos no servirán jamás para explicarte que te ame, que te amo y amaré, aunque solo sean letras insuficientes, oscuras e incapaces de adaptarse a la dimensión de yo por ti, multiplicado a la máxima y dividido a la mínima, que es en lo que me he quedado al convertirme en un yo sin ti. Una poesía destrozada, un escritor sin manos.
Que contigo, convertida hace tiempo en ella o aquella, no me sentía tan solo. Que el narcisista descubrió que había otra, que podía encontrar compañía, hasta que me ahogue en esa sombra, que era la de ella sobre mi, ¿que seré yo sin ella? ¿en que lago me podre ahogar?
Y en las noches infinitas de Noviembre todo será mas vacío, mas gigantesco, profundo e infinito, mi amor.
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