lunes, 19 de enero de 2015

Todo----> Nada.



Desconfía, decía, desconfía. De las sonrisas inmutables y eternas, vendidas a las lentes y a cualquier gente, desconfía porque puedes esperarte dos cosas de una persona que sonríe siempre.

 La primera: Que aquel que la viste siempre sea feliz. A mi la felicidad me parece un veneno tan liviano, tan instantáneo y fugaz, como un día de esos que pasaron estando con quien mas querías estar. Quizá por esto, es decir, por mi mismo y mis limitaciones desconfío de la felicidad eterna. Sin embargo a veces la veo, tan resplandeciente como una luz en cierta gente. Hay gente que destila felicidad y sonrisas eternas, suele coincidir, tristemente, que es cuando son jóvenes entre los 10 y los 18 años de edad cuando mas se ve, la ingenuidad la prolonga y la hace sobrevivir. Pero es bonita y única, según cada cual.

La gente, el mundo, quiere robar sonrisas, es un ente amargado basado en la dureza y una serie de estereotipos de lo mas vulgares y pragmáticos que hay. Como una bola de cebo gigantesca todos acabamos pagando las putadas de los otros, sus acomplejamientos, sus miedos acaban siempre llegando como río que avanza a través de la llanura, buscando hacerse oceano e inundándolo todo. Nos llegan y al vernos, retratados, incapaces de solucionarlos en la plenitud de nuestros deseos, nuestros deseos se hacen amargura. Dejamos de sonreír, perdemos lo que deseamos, nos sentimos desgraciados. Es gracioso como cuando somos jóvenes queremos vivir, crecer y cuando lo hacemos perdiendo la luz de nuestros ojos queremos volver, para poder elegir otro camino que no te condicione, que no te lleve a ese precipicio. Me encanta, aun hoy, mirar a los felices y no quiero robarles nada, porque entiendo que ellos son la vida de este mundo. Los que plantaran flores en el jardín y árboles en la montaña, algunas flores saldran envenenadas, algunos árboles quebraran. Pero la luz de esos ojos imbeciles y confiados, sinceros y buenos, siempre valdrá la pena.

El segundo tipo de personas es un tipo diferente: Aquellos que logran mantener una sonrisa siempre y no corresponden al primer y raro grupo, son los mentirosos. Estos son, los amargados que sin saberlo intentaran manipular al mundo, parecer perfectos e inocentes cuando en el fondo son unos hijos de puta. Son los que roban y pisan y apalean a las flores, los que cortan bosques y matan a la primavera, son ellos, siempre perfectos, visiblemente impolutos los que buscan la felicidad para destruirla.

Yo, por mi parte, le procuro dar el valor a las sonrisas, a la risa, y a la poca luz de mis ojos que le queda, que se merecen. Nunca he presumido de ellas, no las práctico mucho y me averguenzan un poco. Yo soy el rostro sereno e imperturbable de aquel que ha vivido lo suficiente para querer conservar un poquito de luz para las peores horas de la noche.


Un día hace mucho tiempo el sonreía siempre. Pero llego quien se adueño de el y le tiro al vacío y entonces, el la tiro al vacío. Echaba de menos el tiempo pasado en el que estaba su felicidad, su ingenuidad y el saber que ella no existía. Jovénm sin saber y siempre soñándola sin querer, y una vez materializada TODO, no sirvió para NADA. 

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