Son el filo y la única manera, de mantener los canales abiertos, de no rendirse. Son el río de todo lo que puede ser visto, de todo lo descriptible. Si no confío en ellas para llegar a algún sitio, no podré confiar en nada mas. Porque ellas me forman, ellas me formaron y quiero formarme con ellas, acumulándose, cayendo sobre mi.
Una lluvia de palabras infinita, de todas las tintas, de todos los recuerdos, las posibilidades, lo imaginable, de todo lo que esconden las selvas, los manglares, los océanos congelados que esperan volver a ser agua y fluir con las letras hasta llegar a algún sitio. A una playa, hasta el fin del mundo.
Y no usare su ausencia ni su presencia, porque siempre que quiera decir algo, lo diré, sea lo que sea. Nadie coartara mis palabras, ni me harán decir lo que no quiera, ni mi pecho, ni mi mente, ni el momento presente restringirán el torrente de ideas. Porque yo soy sobre todas las cosas el que manda, en mi, aquí.
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