jueves, 26 de marzo de 2015

Caótico orden.

El diablo va dando piruetas, no se puede equivocar. Por su parte Dios se debe parecer a un reloj, tan cortes y tan bonito lleno de exactitud y maldad. El telón, el grado de luz determinara con precisión cual de los dos es el inconsciente monstruo que causa mas fatalidad. Es una cuestión de arte y manipulación lo que indica quien es el bueno o quien tiene la razón. Consume la condena ¿es desobedecer ingratitud? ¿o es correr, alejarse de las normas una virtud? Dios y diablo de la mano te piden que te sientas culpable, que mires hacia atrás, que no despiertes, que no les debes cuestionar, que no debes despertar. Pero el viento de la noche llama a un alud que mientras te persigue, te sugiere CONTINUAR. Huyendo se perdió en la noche a la sombra invisible de un abedul y se quedó un tiempo para ver las tardes pasar, las noches se convirtieron días y el mundo azul se consumió al irse y llegar a la ciudad. Se quemo el prado y agotada la juventud, el silencio reinó en la insustancialidad. Sonaron las alarmas de algún festival donde las sirenas bailaban bajo la luna estival y el precisaba su condena. Se consumía, se llenaba de terror, quería desaparecer, caos, ver los rascacielos arder.

 Porque al nacer le callo una maldición, se clavo la aguja de la rueca en su dedo pulgar. Y no para de sangrar, no para de sangrar.

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