Sus ojos eran la luz de un pasado remoto y lejano, eran la brisa, eran un recuerdo en otro cuerpo, el mismo brillo. Era un mundo, a veces los mundos me sorprenden. Las personas son como perqueños mundos interconectados cada uno con sus crateres, sus llamas, sus oceanos, su cielo, sus bosques. Y ella era un mundo raro y único, valiente y descarado como un hada que va pegando hachazos con una suavidad adorable.
Me encanta ver mundos y a los mas extraños les tengo cierto amor, por eso los guardo por aquí, en un rincón.
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