martes, 15 de abril de 2014

Lo que no se contó. El principito, la rosa y el hombre.

Tu eres, eras y seras mi rosa, podrías haber sido una lila o una margarita, pero en el principito solo habían rosas y a mi me gusta mucho el principito, o sea que tu eres una rosa.

Si fueras buena o mala, a elegir, diría que eras una de las rosas mas bien malas. Pero como en el principito yo siempre empiezo a comprender muy tarde, cuando estoy de viaje por planetas de gente de negocios seria que comercia con estrellas, de reyes comprensivos que piden a cada uno solo lo que puede dar, de borrachos que olvidaron porque bebían, de geografos sin aventureros que les dibujaran mundos o faroleros a los que las noches y los días se les van haciendo mas breves. Como decía empiezo a comprender siempre de forma tardía, que no hay buenos ni malos sino gente que se echa de menos, o no. Yo te deje un biombo y ningún baobab, se bien que no me necesitaras y que seras feliz. En el principito nunca contaron la historia de la rosa. Ni la vuelta del principito a casa. Sospecho seriamente que no lo logró, o que encontró a la rosa siendo regada por otro o otra, sospecho su momento febril, su ingenuidad muerta, como se dio la vuelta y miro a un universo ya visto para tirarse en las garras de la oscuridad perpetua y ahogarse, por los tiempos de los tiempos.

La rosa fue abandonada por el principito, objetivamente esa es la verdad, y ella era muy objetiva y justa y nunca será ni se sentirá culpable, ella solo tenía que vivir y el principito vivió echándola tanto de menos como la melancolía echa de menos el río que atraviesa galaxias y universos. Ella no viajó, se quedó en el planeta del principito que haría suyo, y lo compartió, sus dulces espinas, sus regadas y su tiempo.

Asi que asi fue como el principito creció y murió echando de menos, tan poeticamente bello como practicamente inutil. La rosa por su parte también moriría. Poeticamente, perpetuamente muerta, practicamente amada todas las noches y los días.


Por su parte el hombre miraría a las estrellas, como buscan los perdidos una buena razón para seguir vivos. El tenía fé en que su principito estuviera ahí feliz. Pero la razón que no es mas que la verdad de las historias, disculpame, racional, siempre fue una puta mierda.



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